Capítulo 13
Después, Diego fue dado de alta. Se disculpó con los médicos y las enfermeras uno por uno, actuando como una persona normal.
Mis padres ya me habían cremado y enterrado, y habían bloqueado a Diego, sin darle información sobre mí.
Pero olvidaron que Diego era un analista forense profesional.
Aún así, logró averiguar en qué cementerio estaba enterrada.
Pasó un día entero buscándome allí.
Y finalmente me encontró
Me trajo flores, limpió el anillo manchado de sangre y lo colocó frente a la tumba.
Robó el anillo y, si lo descubrían, perdería su trabajo.
Pero a él no le importaba.
Diego levantó la mano y me mostró el anillo que
tenía.
-Cariño, el anillo es como nosotros, una pareja inseparable.
Apenas terminó de hablar, cayó al suelo frente a mi tumba, echando espuma por la boca y retorciéndose involuntariamente.
Murió de esta manera frente a mí.
Una ráfaga de viento sopló y el anillo se cayó.
Mi cuerpo se desvaneció en polvo en la luz del sol. Adiós querido, adiós Diego.